La asertividad y los derechos asertivos

¿Te resulta difícil expresar tus necesidades y  deseos?

Te da ansiedad e incomodidad tener que decir “no” o establecer límites?.

Cuando te han hecho una invitación has dicho que sí para quitarte la presión de encima, y complacer al otro, pero en realidad no quieres asistir?

Cuando alguien te ha tratado con ironía, te has quedado callado?
¿Qué tanto soportas abusos y críticas porque te sientes débil como para afrontarlo?
¿Tienes la tendencia a evitar conflictos o confrontaciones?
¿Tienes dificultad para considerar los puntos de vista de los demás sin sentirse atacado o emocionalmente perturbado?

Si te has identificado con alguna de estas preguntas, lee hasta el final, porque exploraremos los fundamentos de los derechos asertivos y la importancia vital de vivir en libertad. El cambio en ti, comienza con la comprensión y la afirmación de los derechos asertivos.

Ser asertivos es la habilidad de expresarte de manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad frente a otras personas. Ahora, los derechos asertivos van más allá de simplemente expresarte, consisten en saber qué debes expresar y por qué porque están enfocados en enseñarnos a proteger y defender nuestros derechos de una manera respetuosa y equilibrada.
Podemos afirmar nuestro derecho a ser tratados con respeto, a tomar decisiones que nos afecten, a decir “no” cuando sea necesario y a expresar libremente nuestros pensamientos y sentimientos. Al abrazar y ejercer esos derechos, cultivamos una mayor confianza en nosotros mismos y nuestras interacciones con los demás.

En la perspectiva de la que aquí hablamos, es imprescindible que profundicemos un poco en el concepto de libertad. La libertad es la capacidad humana de actuar por voluntad propia. Por eso, la libertad es un regalo preciado que a menudo damos por sentado. La libertad nos permite ser auténticos y vivir nuestras vidas de acuerdo con nuestros valores y creencias. Nos permite explorar, aprender, crecer y perseguir nuestros sueños sin limitaciones impuestas. Pero la libertad, también nos exige responsabilidad, se debe actuar ética y respetuosamente hacia los demás.
Implica comprender que nuestra libertad no debe interferir con la de los demás. Vivir en libertad es mucho más que solo cumplir con las expectativas externas; es descubrir nuestro verdadero yo y vivir una vida llena de significado y propósito. Cuando alcanzamos este nivel de conciencia abrimos las puertas a la felicidad y el bienestar interior.

Socrates creía que la verdadera libertad reside en la capacidad del individuo para actuar de acuerdo con su razón y su conciencia, y no simplemente en la ausencia de restricciones externas. 

Para Inmanuel Kant la verdadera  libertad radica en la capacidad de autolegislarse , autorregularse, autoimponerse con una conciencia racional sobre la ética y la moral, no siendo sometido por deseos y pasiones.
Por otro lado, el filósofo francés Jean Paul Sartre desarrolló la idea de la “libertad existencial” en la que la Libertad implica la posibilidad de elegir y trascender las circunstancias dadas de sus acciones.

Es decir, el individuo tiene un libre albedrío, pero se encuentra influenciado en gran manera por sus pasiones y deseos. Para él, el individuo que actúa bajo esas pasiones no es libre sino un esclavo. Pero aún bajo esa naturaleza, puede elegir ser libre y trascender buscando el bien para sí, pero también para los demás.
Ahora bien, era necesario entender primero los conceptos de libertad y de responsabilidad, para comprender que los derechos asertivos nos proporcionan un marco explícito sobre nuestros derechos, pero a sabiendas que también son los derechos de los demás. Por eso es que para ser libre, hay que ser responsable.

Ser libre no es hacer lo que nos da la gana, a costa de perjudicar a otros. Eso es ser esclavos de nuestro egoísmo y pasiones. La virtud y la ética conforman los linderos de la libertad. Lo que esté fuera de esto no es libertad.

Una persona es asertiva cuando se respeta a sí misma y a los demás, cuando es capaz de ejercer los derechos asertivos, ya sea porque los comunique y actúe en consecuencia o porque deba defenderlos exigiendo respeto, expresando desacuerdos, poniendo límites, manifestando una necesidad o deseo o cuando se siente seguro y contento  de su derecho de ser quien es así a los demás no les guste.
El equilibrio está en que defender nuestros derechos no implica violentar los de los demás. Estaríamos hablando se ser una persona justa la cual se caracteriza por ser honesto, correcto y compasivo. No saca provecho de otros, no los explota, no abusa de ellos, no les perjudica. Para el justo, la dignidad es tan grande y tan vital como el sol que nos calienta cada día. Es alguien que distingue entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto.
El justo crea un equilibrio entre el respeto por aquellos derechos que nos corresponden pero también de aquellos que corresponden a los demás (que son los mismos), son los derechos de “todos”. Cuando ese equilibrio no existe podemos encontrarnos en los dos polos no asertivos. Uno,  es el de la sumisión. Esta es la persona que cree que los demás tienen todos los derechos y privilegios y ella no. Es decir, pone a otros por encima aún, cuando eso le perjudique. Y el otro polo  es el agresivo, cuando alguien cree que tiene todos los derechos, los propios más lo de los demás, dejando a los otros desprovistos de derechos.

Aquí, una ilustración que les puede ser  útil para su comprensión:

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Este era el caso de Marta, una mujer de 57 años que tenía dos hijas ya casadas y con hijos. Marta, no podía agendar nada para sí porque sus hijas, “en nombre del apoyo familiar”, la tenían cuidando a los nietos y atendiendo la casa. Marta, quería estudiar un idioma, quería trabajar y conocer gente para socializar. Le gustaba estar tranquila y descansar por las tardes. Pero tuvo renunciar a sus necesidades y deseos porque las hijas la necesitaban. Marta se sentía cansada, tenía una jornada de trabajo con los nietos que la dejaba exhausta pero no manifestó sus necesidades y deseos y las hijas, se aprovecharon de eso porque les convenía.

Para Marta las necesidades de sus hijas estaban primero que las de ella. Se encontraba en la sumisión, tenía la creencia que los derechos y necesidades de los demás estaban por encima de los de ella. No sabía cómo decirles que ya no quería tener más esa responsabilidad por miedo a ser cuestionada o que se pensara que ella era una mala madre. No se creía con derechos.

Marta, una madre sumisa que no defiende sus derechos y las hijas, en el otro polo, el de la agresividad de no respetaban ni consideraban los derechos de su mamá, cargándola con sus propias responsabilidades. Vemos como el sumiso, siempre siente miedo al rechazo o a la crítica, no se apropian de sus derechos legítimos y eso les resta y afecta su bienestar emocional. El otro polo, es el de la agresividad, aquí se encuentra la gente desconsiderada, explotadora, entrometida,  exigente, agresiva, retaliativa, que tiene en poca consideración los derechos de los demás y se creen con todos los derechos.

Ahora vamos a estar claros, cuando una persona asertivamente pone a otra en su lugar, bien sea porque le pone límites o le hace un reclamo, la persona agresiva se siente ofendida y puede que le cueste un tiempo entender que la actitud asertiva era comprensible y necesaria. O quizás, nunca lo reconozca, pero cambia porque cuando la persona sumisa le pone límites, ya no le permite el abuso. Lo importante no es cuál va a ser la respuesta sino la necesidad de ser asertivos y asumir que no todo el mundo lo va a tomar a bien. En este punto, hay que poner distancia y asumir las consecuencias del coste que eso significa.

No se puede ser asertivo, si no se es valiente y si no se evalúan las consecuencias. Con la asertividad siempre vas a ganar porque defiendes tu dignidad, pero puedes perder otras cosas y tienes que considerarlo. Aun así, nada ni nadie es más importante que tú.

Pero hay situaciones donde la asertividad no consiste en hacer reclamos o defenderse, sino más bien quedarse quietos y resolver con apoyo externo. ¿Cuándo es esto? Cuando tu vida corre peligro. Siempre tienes que evaluar las consecuencias para determinar los pasos a seguir.

La asertividad tiene muchas rutas. Para los casos extremos, las rutas no son frontales además, hay que esperar el momento adecuado. Si te encuentras bajo un riesgo, ser asertivo tiene una aplicación distinta por ello, si tienes la oportunidad de consultar a un profesional de la psicología hazlo y la otra opción es buscar apoyo en línea asociado a tu necesidad. Recuerda que se trata de ti y no de los demás, ellos escogeran aprender o no. Si estás en riesgo no puedes apelar a que esa persona reaccione y cambie, aquí lo asertivo es cuidarte y preparar un plan.

VAMOS A CONOCER LOS DERECHOS ASERTIVOS

  • Tienes derecho a LIDERAR TU VIDA .
  • Tienes derecho a cometer errores. 
  • Tienes derecho a tener tus propias opiniones y creencias.
  • Tienes derecho a cambiar de idea, opiniones y creencias. 
  • Tienes derecho a expresar una crítica y a protestar por un trato injusto. 
  • Tienes derecho a pedir una aclaración. 
  • Tienes derecho a pedir ayuda o apoyo emocional. 
  • Tienes derecho a sentir y expresar dolor. 
  • Tienes derecho a ignorar los consejos de los demás. 
  • Tienes derecho a recibir reconocimiento por un trabajo bien hecho.
  • Tienes derecho a negarte a una petición, a decir: NO 
  • Tienes derecho a estar sólo, aún cuando los demás desean tu compañía.
  • Tienes derecho a no justificarte ante los demás.
  • Tienes derecho a no responsabilizarte de los problemas de los demás.
  • Tienes derecho a no anticiparse a los deseos y necesidades de los demás y a no tener que intuirlos. 
  • Tienes derecho a responder, o a no hacerlo. 
  • Tienes derecho a ser tratado con dignidad.
  • Tienes derecho a tener tus propias necesidades y a que sean tan importantes como las de los demás. 
  • Tienes derecho a experimentar y a expresar tus propios sentimientos, así como a ser su único Juez. 
  • Tienes derecho a detenerte y pensar antes de actuar.
  • Tienes derecho a pedir lo que quieres. 
  • Tienes derecho a hacer menos de lo que eres capaz de hacer.
  • Tienes  derecho a decidir qué hacer con tu cuerpo, tiempo, y propiedad.
  • Tienes derecho a rechazar peticiones sin sentirte culpable o egoísta.
  • Tienes derecho a cualquier cosa, mientras no vulnere los derechos de otra persona.

Los Derechos Asertivos son el fundamento para trabajar sobre la asertividad. Te recomiendo tenerlos a la mano para que los leas con regularidad y así los vayas trabajando dependiendo de la ocasión. Es muy útil diseñar estrategias de acción con antelación para enfrentar los desafíos relacionales y para trabajar sobre cada uno de tus miedos. Anímate a ponerlos en práctica poco a poco y verás cómo se irán incorporando a tu vida de manera progresiva. Si te ha gustado este artículo o quieres compartir tu opinión o alguna pregunta te invito a dejarlos en los comentarios.

¡Saludos!

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Nereyda Sanchez
Nereyda Sánchez Especialista en Psicología Clínica Comunitaria y Experta en Psicología Positiva.

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Nereyda Sanchez

Especialista en Psicología Clínica. Egresada como Licenciada, de la Universidad Arturo Michelena ubicada en Valencia. Estado Carabobo. Venezuela.

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